Analizan el efecto de las creencias religiosas en los médicos

 
 
Especialistas de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, han puesto en marcha un programa en cuyo marco se analizará la relación entre el cristianismo, el judaísmo y el islam -entre otras tradiciones religiosas- y la práctica médica.
 
El programa de investigación se llevará a cabo gracias a una ayuda económica de la Fundación John Templeton de 2,5 millones de dólares (1,9 millones de euros).
 
El proyecto pretende desentrañar cómo la religión influye en la medicina, y si ambas pueden beneficiarse recíprocamente. La cuestión principal a resolver sería si la religiosidad de los médicos puede ser vista como una amenaza a la práctica médica o, por el contrario, como un recurso adicional.
 
El proyecto –denominado ‘Program on Medicine and Religion’- arrancará el próximo mes de mayo, con la preparación de jóvenes estudiantes de facultad para que puedan realizar futuras investigaciones sobre el efecto de las creencias religiosas de los médicos en la vida profesional de estos. En total, el programa implicará a cuatro estudiantes cada año, durante dos años.
 
En concreto, los participantes examinarán cómo el cristianismo, el judaísmo, el islam y otras tradiciones religiosas influyen en las creencias de los médicos, en sus decisiones, y también en su satisfacción profesional.
 
PROYECCIÓN DEL PROGRAMA
 
Según Farr Culin, profesor de medicina y co-director del programa, los investigadores esperan que “este sea un primer paso hacia una serie creciente de proyectos de preparación de personas, que modelarán la forma en que la religión se relaciona con la formación y la profesión médicas, en un futuro”.
 
Hace unos años, Curlin y sus colaboradores realizaron una encuesta a 2.000 médicos estadounidenses, en la que se reveló que nueve de cada 10 médicos estadounidenses afirmaban tener alguna afiliación religiosa. Más de la mitad de los participantes señalaron asimismo estar de acuerdo con la afirmación “mis creencias religiosas influyen en mi práctica de la medicina”.
 
Además, aquel estudio también constató que, aunque el 86% de los médicos sí informaba a sus pacientes de todos los tratamientos posibles, también había un 14% de pacientes que eran tratados por médicos que les ocultaban información por motivos religiosos.
 
Estudios posteriores han demostrado que existe una relación entre las afiliaciones religiosas de los médicos y las actitudes de éstos ante temas clínicos controvertidos, como la atención al final de la vida, el aborto o el control de la natalidad.
 
Fuente: AcontecerCristiano.net

Israel conmemora el 64 aniversario de su creación

 
Las celebraciones en Israel se llevan a cabo según el calendario judío, por lo que la creación del Estado no se conmemora el día que tuvo lugar de acuerdo con el calendario gregoriano: el 14 de mayo de 1948.
 
JERUSALÉN.- Israel conmemoró hoy (26 de abril de 2012) el 64 aniversario de su creación como estado con actos oficiales, exhibiciones militares y actividades al aire libre rodeadas de un ambiente festivo.
 
El Día de la Independencia («Iom Haatzmaut») comenzó el miércoles por la tarde con el izado de la bandera israelí en el Monte Herzl de Jerusalén y el encendido de doce fuegos en honor de las doce tribus bíblicas de Israel.
 
La ceremonia inaugural tuvo lugar anoche junto al Muro de las Lamentaciones en Jerusalén con la participación del jefe del Estado, Simón Peres, y el jefe del Estado Mayor, Beni Gantz, y la asistencia de cientos de familiares de soldados fallecidos, principalmente en las seis guerras que Israel ha librado con sus vecinos árabes desde 1948.
 
Por la noche, la gente se lanzó a festejar por las calles que lucieron llenas de banderas, luces y martillos de plástico con los colores azul y blanco del país, así como conciertos, fuegos artificiales y actuaciones nacionalistas.
 
El acto principal tuvo lugar esta mañana en la residencia en Jerusalén del jefe de Estado, Simón Peres, bajo el lema «Cantando la independencia con el presidente».
 
El propio Simón Peres, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, el titular de la Defensa, Ehud Barak y el jefe del Estado mayor de las Fuerzas Armadas, Benny Gantz, participaron en el acto junto con 120 soldados y entonaron sus canciones nacionalistas preferidas, acompañados por niños y artistas israelíes famosos.
 
La jornada comenzó con una demostración de aviones de combate y helicópteros de la Fuerza Aérea israelí, que sobrevolaron todo el país desde la mañana.
 
Durante el día, los israelíes visitaron bases del Ejército o museos y comieron su tradicional barbacoa en los espacios verdes de Israel, como los parques nacionales.
 
Desde hace días, los comercios, terrazas, vehículos y edificios públicos del país están repletos de banderas israelíes de todo tamaño con motivo de una festividad que ignoran dos de sus minorías: los palestinos (un 20 % de la población) y, por motivos religiosos, los judíos ultra ortodoxos (algo menos del 10% de los habitantes del país).
 
Las celebraciones en Israel se llevan a cabo según el calendario judío, por lo que la creación del Estado no se conmemora el día que tuvo lugar de acuerdo con el calendario gregoriano: el 14 de mayo de 1948.
 
 
Fuente: AcontecerCristiano.net

Netanyahu: Irán \»desea aniquilar millones de judíos\»

El primer ministro, Biniamín Netanyahu, aseguró que el actual régimen iraní tiene en común con la Alemania nazi el deseo de «aniquilar a millones de judíos».»Es cierto que desean hacerlo no en nombre de una raza superior, sino más bien en nombre de un culto o una religión superior. Pero la aspiración de aniquilar millones de judíos es clara», declaró a la radio pública en una de las entrevistas que tradicionalmente concede en vísperas del Día de la Independencia, que comienza mañana, miércoles, por la tarde.

Netanyahu subrayó que la historia del pueblo judío enseña la necesidad de «tomar en serio» a quien «amenaza con la aniquilación».

La principal diferencia entre el Holocausto, en el que murieron seis millones de judíos, y la situación actual es la «capacidad» de defensa política e «incluso más importante, militar» que supone el Estado de Israel, donde residen algo menos de la mitad de los judíos del mundo.

«Eso es lo importante. Y eso es lo que he apuntado. Quienquiera que ignore la amenaza, que no logre prepararse para ella, que no logre eliminarla, está tan solo enterrando la cabeza en la arena», prosiguió.

«Ya cometimos esos errores en el pasado. No los repetiremos en el presente», aseveró. EFE

Fuente : auroraisrael.co.il

Confraternidad Unida en Santander

 
Durante tres días la Obra del Señor en el departamento de Santander, vivió momentos preciosos en la misma presencia de Dios. La ciudad del Socorro, en Colombia, fue muy bendecida.
 
El pasado 6, 7 y 8 de marzo de 2012 las iglesias de las zonas 10, 27 y 72 de la República de Colombia, se reunieron en la ciudad de Socorro, Santander, para realizar una Confraternidad Unida. Estuvieron presentes a esta gloriosa actividad el Rev. Samuel David Mejía, Supervisor Nacional de Colombia; y el Rev. Jorge Jurado, Tesorero Nacional, como los portadores del mensaje de Dios.
 
Cabe resaltar que la ciudad de Socorro, del departamento de Santander, fue el lugar que Dios escogió para establecer la primera iglesia del MMM en Colombia. Y después de casi cinco décadas, un hermano de 91 años permanece como testigo de cómo Dios inició esta Obra en este país bajo el liderazgo del Rev. Luis M. Ortiz y luego su respectivo avance.
 
Después de los cultos de la mañana los hermanos y pastores de las zonas mencionadas, junto a un grupo de hermanos que viajaron desde Bucaramanga para apoyar esta actividad, dedicaron las tardes a evangelizar esta pequeña ciudad cuyos habitantes observaron con sorpresa la cantidad de gente y caravana de carros que se encontraban en la calle predicando la Palabra de Dios.
 
El pueblo de Dios resaltó la gran bendición recibida a través de las ministraciones después de las predicaciones de la Palabra y las sanidades que Dios obró. Un gran avivamiento se comienza a evidenciar en el país colombiano donde todos los miembros del MMM han sido convocados por el Señor a incrementar el tiempo de oración en el Espíritu y estudio de la Palabra. ¡A Dios sea la gloria!

Ateo se convierte al Evangelio después de 50 años de lucha contra el cristianismo

 
El acto de compasión para recaudar fondos para la operación de Greene provocó que este ateo diera por finaliza su guerra contra el cristianismo y se rindiera a los pies de Jesús.
 
Dos meses después de que amenazó con demandar a un condado de Texas por permitir que una escena de Natividad en una propiedad pública, el veterano y ateo Patrick Greene, ha anunciado que no sólo se ha convertido al cristianismo, sino que también planea convertirse en un pastor según informa el diario Christian Post.
 
Greene, un veterano de la Fuerza Aérea de San Antonio que tiene una larga historia de activismo, recientemente amenazó en febrero con presentar una demanda contra el Condado de Henderson, Texas, si no eliminaba una escena de la Natividad en frente del palacio de justicia, informó Malakoff News.
 
Sin embargo, la sorpresa fue abandonó la demanda después que los médicos le dijeron que tenía cataratas en los ojos y estaba en peligro de perder su visión, según el Houston Chronicle. Poco después, la visión de Greene le fue limitando hasta que le obligó a dejar su trabajo como taxista hasta quedarse con la manutención que le daba su esposa de 33 años.
 
Fue entonces cuando Jessica Crye, una mujer cristiana al leer acerca de los problemas de Greene, se dirigió a los miembros de su iglesia y les preguntó si estarían dispuestos a donar dinero para ayudar a Greene, y la respuesta fue sí, se recaudó unos 400 en donaciones para Greene quien quedó “atónito de que los cristianos ayudarán a los ateos,” informó Athens Review.
 
Pero lo sorprende es que esto motivó no solo a los cristianos a donar dinero para Greene sino que a los mismo ateos que recaudaron dinero y lo enviaron a una cuenta de recaudación de fondos que creó en el sitio GoFundMe.com.
 
La compasión que sintió dice Greene, le obligó a empezar a repensar sus creencias religiosas. Él le dijo al Christian Post que después de pensar profundamente sobre el cristianismo y volver a examinar sus puntos de vista sobre la evolución y los animales, decidió empezar a practicar la religión.
 
“Ha habido un pensamiento que persiste en la parte posterior de mi cabeza toda mi vida, y es un pensamiento que nunca he sido capaz de conciliar, y esa es la gran diferencia entre todos los animales y nosotros”, dice Greene.
 
“Me di cuenta que tipo de las preguntas hacía, si sólo tenía que aceptar en la fe, sin dudar todas las épocas y cada coma”.
 
Ahora Greene dice que planea utilizar parte del dinero que recibió de los buenos samaritanos para salir de San Antonio y comprarle a su esposa su “sueño”, una casa móvil, según Christian Post. También está planeando escribir un libro acerca de las donaciones que recibió de que está tentativamente titulado “Los cristianos reales de Condado de Henderson.

En el Monte Calvario

 
 
 
Escrito hace cien años por el americano George Bennard, el himno resume la pasión y muerte de Cristo en la cruz. Todo un sentido homenaje.
 
Cuando en 1902 George Bennard, un cristiano misionero de inicios del siglo veinte, atravesó por una experiencia difícil que lo hizo reflexionar sobre el significado de la cruz y, en particular, lo que el apóstol Pablo quiso decir cuando habló de entrar en la comunión del sufrimiento de Cristo, no imaginó lo que sus consideraciones alumbrarían para el mundo evangélico. Y es que, al meditar entorno a la pasión y muerte del Hijo de Dios, se convenció de que la cruz era algo más que un símbolo religioso y escribió una canción eterna y maravillosa: «En el Monte Calvario».
 
Bennard, nacido en 1873 en Youngstown, en el estado norteamericano de Ohio, envió al poco tiempo una copia de su melodía a Charles Gabriel, uno de los compositores de himnos cristianos más importantes en ese momento, quien de inmediato predijo que la canción sería muy popular. El canto se entonó por primera vez en una reunión especial de avivamiento en Pokagon, Michigan, el 7 de junio de 1913. Un par de años después el predicador Billy Sunday, el evangélico de mayor renombre e influencia de América durante las dos primeras décadas de la centuria pasada, la lanzó a la popularidad en su emblemático programa radial dedicado a la difusión de la Palabra de Dios.
 
Singular por donde se mire, el himno está íntimamente relacionado con la vida espiritual de su autor. Su búsqueda permanente del conocimiento del verbo del Señor, que nutrió con esperanza y fe sus días terrenales, lo llevó a convertirse en el epítome del buen seguidor de Cristo. Un compendio humano del cristianismo que, alguna vez, aseguró que su oda la ideó: «mientras contemplaba mentalmente la escena de la cruz. Allí me vino el tema del himno y con él la melodía. Pero no vinieron los versos. Una voz interior parecía decirme espera. Pasaron varias semanas de predicación en Michigan y Nueva York y de repente la letra vino casi sola y la anoté con facilidad».
 
Con cien años de victoriosa historia, «En el Monte Calvario» también enalteció a su autor quien batalló, desde muy joven, para andar firme y seguro por los caminos del Todopoderoso. Así pese a querer instruirse para conocer y difundir la Palabra de Dios a los dieciséis años, luego de perder a su progenitor, George debió hacerse cargo de la manutención de su madre y hermanas y se alejó un tanto del Altísimo. Sin embargo, las puertas del cristianismo se le abrieron cuando se unió en matrimonio con Willaminta Bennard y en 1895 fue promovido al cargo de ministro del Señor. Luego de ello desarrolló una existencia consagrada a Cristo en la que compuso alrededor de trescientos cincuenta himnos evangélicos.
 
 
El Himno
 
En el Monte Calvario estaba una cruz,
emblema de afrenta y dolor;
mas yo amo esa cruz donde murió mi Jesús
por salvar al más vil pecador.
¡Oh! Yo siempre amaré esa cruz,
en sus triunfos mi gloria será;
y algún día en vez de una cruz,
mi corona Jesús me dará.
Y aunque el mundo desprecie la cruz de Jesús,
para mí tiene suma atracción,
pues en ella llevó el Cordero de Dios
de mi alma la condenación.
En la cruz de Jesús donde su sangre vertió,
hermosura contemplo sin par;
pues en ella triunfante a la muerte venció,
y mi ser puede santificar.
Yo seré siempre fiel a la cruz de Jesús,
sus desprecios con Él llevaré,
y algún día feliz con los santos en luz,
 para siempre su gloria veré.

¿De qué murió Jesús?

 
Expertos médicos, historiadores y arqueólogos han examinado en detalle la ejecución que Jesucristo voluntariamente soportó. Todos coinciden en que sufrió una de las formas más duras y dolorosas de pena capital jamás imaginada por el hombre.
 
El sufrimiento intenso empezó antes de que se iniciara la vejación. Jesús tenía el peso del mundo sobre sus hombros; incluso antes de que la crucifixión empezara, mostraba claramente síntomas físicos relacionados con un intenso sufrimiento.
 
La noche anterior a la ejecución sus discípulos dicen haber visto a Jesús en «agonía» sobre el Monte de los Olivos; no tan solo no durmió en toda la noche, sino que parece haber estado sudando abundantemente. Tan grande era el sufrimiento que había pequeños vasos sanguíneos que se rompían en sus glándulas sudoríficas y emitían gotas rojas tan grandes que caían al suelo (véase Lucas 22:44). Este síntoma de intenso sufrimiento se llama hematohidrosis.
 
Jesús estaba físicamente agotado y en peligro de sufrir un colapso si no recibía líquidos. Este es el Hombre al cual los soldados romanos torturaron. Antes de la crucifixión, Cristo oró en el Jardín del Getsemaní; el discípulo y médico Lucas señaló lo siguiente: «Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.» (Lucas 22:44). Esto fue escrito por Lucas, un hombre bien educado y un observador cuidadoso de profesión. Lucas es también el único escritor que menciona el sudor de sangre, posiblemente debido a su interés como médico en este raro fenómeno fisiológico.
 
De acuerdo con el Dr. Frederick Zugibe, Jefe Examinador Médico del Condado de Rockland, Nueva York, a pesar de que esta dolencia es poco frecuente, es bien conocido y ha habido muchos casos de la misma. Alrededor de las glándulas sudoríparas, hay múltiples vasos sanguíneos
 
en un formulario a modo de red; bajo la presión de una gran tensión, los vasos se contraen; luego, cuando la ansiedad pasa a los vasos sanguíneos, se dilatan hasta el punto de ruptura. La sangre entra en las glándulas sudoríparas y a medida que éstas producen sudor, la sangre brota a la superficie en forma de gotas.
 
¿Cuál era la fuente de estrés y angustia de Jesús? Es evidente que estaba en una intensa agonía. Siendo el Hijo de Dios conocía en detalle todo lo que estaba a punto de sucederle. Sabía que estaba físicamente frente a una de las formas más horribles de la pena capital. Su cuerpo era humano y sentía lo mismo que cualquier hombre o mujer sometido a los mismos castigos. ¿Fue este el origen de su estrés severo? Es dudoso.
 
El peso más grande sobre Jesús era el conocimiento de que pronto asumiría todos los pecados del hombre e iba a sufrir una forma de infierno destinado a los pecadores perdidos.
 
Jesús podría haber evitado todo esto y simplemente desaparecer; podría haber utilizado una legión de ángeles para protegerlo; podría haber hecho su piel impenetrable. Podría haber anestesiado su dolor, pero eligió hacer ninguna de estas cosas. Más bien, voluntariamente escogió ser «herido por nuestras transgresiones» y «molido por nuestros pecados» para que pudiera pagar por nuestros pecados y sufrir la muerte humana.
 
«Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados… Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca» (Isaías 53:5, 7).
 
LOS AZOTES
 
Fueron tres los momentos claves y de mayor sufrimiento a los que Jesús fue sometido: Los castigos que daban los romanos: la flagelación era un preliminar legal para toda ejecución romana. Desnudaban la parte superior del cuerpo de la víctima, lo sujetaban a un pilar poco elevado, con la espalda encorvada, de modo que al descargar sobre ésta los golpes, nada perdiesen de su fuerza y golpeaban, sin compasión y sin misericordia alguna. El instrumento usual era un azote corto (flagrum o flagellum) con varias cuerdas o correas de cuero, a las cuales se ataban pequeñas bolas de hierro o trocitos de huesos de ovejas a varios intervalos.
 
De este modo, cuando los soldados azotaban repetidamente y con todas sus fuerzas las espaldas de su víctima, las bolas de hierro causaban profundas contusiones y hematomas. Los huesos de oveja desgarraban la piel y el tejido celular subcutáneo. Al continuar los azotes, las laceraciones cortaban hasta los músculos, produciendo tiras sangrientas de carne desgarrada, lo que creaba las condiciones para producir una pérdida importante de líquidos (sangre y plasma). Hay que tener en cuenta que la hematidrosis (sudoración de sangre) había dejado la piel muy sensible en Jesús.
 
LA CORONA DE ESPINAS
 
En el estado de sufrimiento de Cristo, tras los crudos golpes que habían sido suficientes para matarlo, se agravó con la inserción de las espinas, profundas, en su cabeza. Su cuerpo ya estaba magullado, cortado y sangrante, y siguiendo las Escrituras y los dichos de los Apóstoles, no había tenido ningún alimento durante muchas horas, lo que se habría agravado por la pérdida de líquidos tras las abundantes hemorragias. Eso hizo suponer que Jesús estaría gravemente deshidratado. Esta tortura brutal ciertamente le habría llevado a lo que los médicos llaman colapso o shock.
 
Cuentan las Escrituras, que al momento de la «coronación» congregaron a toda la corte conformada por entre 400 y 600 hombres para burlarse de Él. Allí lo desnudaron, lo hicieron sentar sobre cualquier banco de piedra, le echaron en las espaldas una capa corta color grana y le encasquetan la corona de espinas con fuerza sobre la cabeza, le pusieron una caña por cetro en la mano derecha y empieza la farsa… «¡Salve, Rey de los judíos! Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y lo escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias. Después de haberlo escarnecido, lo desnudaron…» (Marcos 15:15-20; Mateo 27:26-31; Juan 19:1-3).
 
La palabra «corona» ha inducido a pensar en un cerco de espinas en torno a la cabeza, tal como lo presentan los crucifijos, pero la frase empleada por Marcos al igual que Juan es: «Plexantes stephanon ex acanthon… epethekan epi tes kefales autou», lo que significaría según los investigadores: «Entretejiendo una corona de espinas que pusieron sobre su cabeza». Estas espinas de una planta local se entretejían alrededor de la cabeza horizontalmente de la frente a la nuca pasando por encima de las orejas.
 
CRUCIFIXIÓN
 
El efecto principal de la crucifixión, aparte del tremendo dolor que presentaba en sus brazos y piernas, era la marcada interferencia con la respiración normal, particularmente en la exhalación. El peso del cuerpo jalado hacia abajo, con los brazos y hombros extendidos, tendían a fijar los músculos intercostales a un estado de inhalación y por consiguiente afectando la exhalación pasiva. De esta manera la exhalación era primeramente diafragmática y la respiración, muy leve. Esta forma de respiración no era suficiente y pronto produjo retención de CO2 (hipercapnia).
 
Para poder respirar y ganar aire, Jesús tenía que apoyarse en sus pies, tratar de flexionar sus brazos y después dejarse desplomar para que la exhalación se produjera. Pero al dejarse desplomar le producía igualmente una serie de dolores en todo su cuerpo.
 
El desarrollo de calambres musculares o contracturas tetánicas debido a la fatiga y la hipercapnia afectaron aún más la respiración. La exhalación adecuada requería que se incorporara el cuerpo, empujándolo hacia arriba con los pies y flexionando los codos, aductando los hombros. Esta maniobra colocaría el peso total del cuerpo en los tarsales y causaría un tremendo dolor. Más aún, la flexión de los codos causaría rotación en las muñecas en torno a los clavos de hierro y provocaría enorme dolor a través de los nervios lacerados. El levantar el cuerpo rasparía dolorosamente la espalda contra el estipe (la madera vertical de la cruz donde quedaba apoyada la espalda). Como resultado de eso, cada esfuerzo de respiración se volvería agonizante y fatigoso, eventualmente llevaría a la asfixia y finalmente a su fallecimiento.
 
EL LANZAZO
 
Era costumbre de los romanos que los cuerpos de los crucificados permaneciesen largas horas pendientes de la cruz, a veces hasta que entraban en putrefacción o las fieras y las aves de rapiña los devoraban.
 
Por lo tanto, antes de que Jesús muriese, los príncipes de los sacerdotes y sus colegas del Sanedrín pidieron a Pilato que, según la costumbre romana, mandase rematar a los ajusticiados, haciendo que se le quebrasen las piernas a golpes. Esta bárbara operación se llamaba en latín crurifragium (Juan 19:31-37).
 
Las piernas de los ladrones fueron quebradas, mas al llegar a Jesús y observar que ya estaba muerto, renunciaron a golpearlo, pero uno de los soldados, para mayor seguridad, quiso darle lo que se llamaba el «golpe de gracia» y le traspasó el pecho con una lanza.
 
Por esta sangre y por esa agua que salieron del costado, los médicos han concluido que el pericardio (saco membranoso que envuelve el corazón) debió ser alcanzado por la lanza, o que se pudo ocasionar la perforación del ventrículo derecho, o tal vez había un hemopericardio postraumático, o representaba fluido de pleura y pericardio, de donde habría procedido la efusión de sangre l
 
CAUSAS DE LA MUERTE
 
Después de sufrir la flagelación, el largo vía crucis y la dolorosa crucifixión, Jesucristo murió de asfixia, insuficiencia cardiaca aguda y finalmente un infarto al miocardio, pero si hubiera necesidad de realizar una ficha o informe final de las causas clínicas de su fallecimiento, serían al menos diez los diferentes aspectos médicos que le causaron la muerte.
 
El médico Frederick Farrar describe el efecto torturador pretendido: «una muerte por crucifixión parece incluir todo lo que el dolor y la muerte puedan tener de horrible y espantoso, vértigo, calambres, sed, inanición, falta de sueño, fiebre, tétano, vergüenza, publicación de la vergüenza, larga duración del tormento, horror de la anticipación, mortificación de las heridas no cuidadas…»
 
Un médico lo resumió como «una sinfonía del dolor» producida por cada movimiento, con cada inspiración, incluso una pequeña brisa sobre su piel podría causar un dolor intenso en ese momento.
 
Zugibe cree que Cristo murió de un colapso debido a la pérdida de sangre y líquido, más un choque traumático por su heridas, además de una sacudida cardiogénica que causó que el corazón sucumbiera.
 
James Thompson cree que Jesús no murió por agotamiento, ni por los golpes o por las 3 horas de crucifixión, sino que murió por agonía de la mente, la cual le produjo el rompimiento del corazón. Su evidencia viene de lo que sucedió cuando el soldado romano atravesó el costado izquierdo de Cristo. La lanza liberó un chorro repentino de sangre y agua (Juan 19:34). Esto no solo prueba que Jesús ya estaba muerto cuando fue traspasado, sino que Thompson cree que ello también es una evidencia del rompimiento cardíaco.
 
El renombrado fisiólogo Samuel Houghton cree que tan solo la combinación de crucifixión y ruptura del corazón podría producir este resultado. Cualquiera que fuere la causa final de la muerte, no hay duda de que fue dolorosa más allá de lo descriptible con la palabra.
 
Cerca del fin, cuentan las Escrituras, un criminal crucificado junto a Él se burló: «Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros» (Lucas 23:39). Quizás, no sabía que el hombre al cual él hablaba estaba colgado allí voluntariamente.
 
Jesús permaneció en su agonía y vergüenza, según la fe, no porque era omnipotente, sino por su increíble amor por la humanidad. Sufrió para crear el camino necesario para la salvación de todos, de quienes creen en Él o no.

Dos Reinos

 
Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida, por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundan­cia de la gracia y del don de la justicia. Romanos 5:17.
 
El versículo de hoy habla de dos reinos. El primer reino es el de la muerte; entró por Adán. Si lees en Génesis 5, el capítulo de las generaciones de Adán, verás que hay una dramática repetición de la expresión “Y murió”. Todos murieron porque, con la caída de Adán, entró el reino del pecado y, consecuentemente, la muerte.
 
Pero, Pablo afirma que también por uno, esto es, por Jesús, entró el reino de la justicia y de la vida. Nota que Pablo coloca la vida como un sinónimo de la justicia: justicia es vida; vida plena, exuberante. Jesús dijo: “Yo he veni­do para que tengan vida, y la tengan en abundancia”.
 
¿Cómo se consigue esa vida abundante? O, mejor, ¿qué es la vida abun­dante? Romanos 5:19 trae la respuesta: “Porque así como por la desobedien­cia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. Pablo co­rrelaciona la desobediencia con la muerte, y la obediencia con la vida. Es de lamentar que el ser humano piensa que obedecer le quita libertad y que, sin libertad, no puede vivir la vida abundante.
 
Dios piensa de otra forma: lo que te quita la libertad, te hace infeliz y te lleva a la muerte no es la obediencia, sino el pecado, o desobediencia. Tal vez por eso, la palabra “pecado”, en el idioma griego, es amartía. Significa “errar el blanco”.
 
Te olvidas de la voluntad de Dios, echas a un lado su santa Ley; escoges tus propios caminos, tratando de ser feliz. ¿Y cuál es el resultado? La muerte, la infelicidad, la desesperación: yerras el blanco. Pero, entonces, viene Jesús y obedece; y, por su obediencia, trae la vida, y te ofrece su justicia y su vida abundante. Pero, esta vida abundante involucra obediencia; sin ella, volverías de nuevo al reino de la muerte.
 
Vivir o morir: ¡esa es la cuestión! Decidir o no decidir; entrar o salir; correr a los brazos de Jesús o huir de él. ¿Qué harás? Antes de responder, recuerda: “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida, por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”.
 
DIOS TE BENDIGA,

Cumbre Nacional de Líderes Juveniles en Panamá

 
Se contó con la participación de líderes juveniles de las diferentes provincias del territorio panameño desde Bocas del Toro y Chiriquí, frontera con Costa Rica, hasta la provincia de Darién, frontera con Colombia.
 
Del viernes 23 al domingo 25 de marzo se llevó a cabo la Segunda Cumbre Nacional de Líderes Juveniles bajo el lema: «Liderazgo con Visión». Se contó con la participación de líderes juveniles de las diferentes provincias del territorio panameño desde Bocas del Toro y Chiriquí, frontera con Costa Rica, hasta la provincia de Darién, frontera con Colombia.
 
Desde la apertura de esta actividad Dios estuvo ministrando con la unción de su Espíritu Santo; el Rev. Epifanio Asprilla, Presbítero y
 
Oficial Nacional estuvo a cargo de la disertación de la poderosa Palabra del Señor en donde motivó a la juventud a servir a Dios en todas las áreas de la Obra.
 
El día sábado en la mañana se inició con un glorioso ayuno, luego continuó con una serie de talleres alusivos al liderazgo cristiano efectivo. Se concluyó con un llamado al altar a las 5 de la tarde.
 
A las 6:30 de la tarde se inició con un culto poderoso que fue caracterizado por el mover del Espíritu Santo. A pesar de ser un día maratónico en todo momento hubo una disposición de alabar y bendecir el nombre del Señor. La Hna. Isabel de Ramírez, pastora en la Iglesia de la Primavera estuvo a cargo del mensaje, quien contó su testimonio de como el Señor la llamó a servir en el ministerio.
 
Cientos de jóvenes compungidos por la Palabra de Dios pasaron al altar para hacer un pacto de servicio con el Señor. El día domingo se culminó con un ayuno y con un taller final práctico en donde cada líder de tribu planificó un calendario anual con los líderes que componen su zona. Se hizo el anuncio de una nueva zona «Merari» liderada por la Hna. Catalina Valencia en Bocas del Toro
 
En conclusión podemos decir que todos los presentes en esta Segunda Cumbre de Líderes fueron marcados por Dios. Sin duda habrá frutos abundantes de esta gloriosa actividad.

¿Resucitó Jesús de entre los muertos?

 
Uno de los sucesos más atestiguados del mundo antiguo es la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. La resurrección de Jesús es el meollo, el corazón de la fe cristiana. En la enseñanza de Cristo la resurrección jamás está separada de la crucifixión. Las dos forman un conjunto redentor (Mateo 16:21; 20:19; Marcos 8:31; 9:31; 10:34; Lucas 24:26; Juan 10:17, 18).
 
¿RESUCITÓ JESÚS EN REALIDAD? ¿ES EN REALIDAD IMPORTANTE QUE LO HAYA HECHO?
 
Sí importa al cristianismo que sea verdad o no que Cristo haya resucitado de entre los muertos, porque el cristianismo se sostiene o derrumba por la resurrección de Jesucristo (1 Corintios 15:12-19). Si Jesús no resucitó de entre los muertos, entonces la fe cristiana se derrumba.
 
Afortunadamente, uno de los sucesos más atestiguados del mundo antiguo es la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Cuando se enfrentaba a los líderes religiosos de su tiempo, se le pidió a Jesús  una señal que demostrara que Él era el Mesías prometido.
 
Él respondió: “La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:39,40).
 
La señal de la resurrección tenía el propósito de distinguir a Jesús de cualquier otra persona que hubiera vivido jamás, y presentarlo como el Hijo de Dios (Romanos 1:4).
 
Los relatos de sus apariciones fueron escritos para nosotros por testigos oculares a quienes se apareció Jesús vivo durante un período de cuarenta días después de su crucifixión pública. Como lo afirma el relato de las Escrituras, a estos “después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.” (Hechos 1:3).
 
Al escribir cerca del 56 d.C., el apóstol Pablo menciona el hecho de que más de quinientas personas habían visto a Cristo resucitado en una ocasión, y la mayoría de ellos todavía estaban vivas cuando él escribió (1 Corintios 15:6). Esta declaración es como un reto para los que no creyeran. Pues Pablo dice que todavía había personas vivas, a quienes podían entrevistar para saber si Cristo había resucitado en realidad.
 
Las evidencias históricas son más que suficientes para satisfacer la curiosidad del investigador sincero. Esto se puede ver no sólo en la defensa positiva que se puede hacer del caso de la resurrección, sino también en la falta de evidencias de cualquier otra explicación. Las teorías que tratan de dar otra explicación de la resurrección requieren más fe para creer en ellas que la resurrección misma.
 
Frank Morrison, quien fuera periodista agnóstico, trató de escribir un libro para refutar la resurrección de Cristo. Después de mucha investigación, su opinión cambió y se convirtió en un creyente en Jesucristo. Así describió Morrison lo que pasó:
 
“Este estudio es en ciertos modos tan extraño y tan interesante que el escritor considera deseable decir aquí brevemente cómo llegó el libro a la forma presente. En cierto sentido, no podía haber tenido otra forma, pues es en esencia una confesión, la historia íntima de un hombre que al principio se propuso escribir un tipo de libro y se vio obligado por la misma fuerza de las circunstancias a escribir otro”.
 
“No es que los hechos hayan cambiado, pues están registrados de forma imperecedera en los monumentos y las páginas de la historia humana. Sin embargo, la interpretación que se iba a dar a los hechos sufrió un cambio” (Who Moved the Stone?, ¿Quién movió la piedra?, Prefacio, Zondervan, 1971).
 
Morrison descubrió que Cristo fue puesto en la tumba en público el viernes, pero el domingo por la mañana el cuerpo había desaparecido. Si Él no resucitó de los muertos, entonces alguien se llevó el cuerpo. Hay tres grupos interesados que podrían haberse llevado el cuerpo: los romanos, los judíos o los discípulos.
 
Los romanos habrían tenido razón para hurtar el cuerpo, pues querían mantener la paz en Palestina. La idea era mantener las provincias tan calmadas como fuera posible, y el robo del cuerpo de Cristo no habría logrado tal objetivo.
 
Los judíos no habrían tomado el cuerpo, porque la última cosa que ellos querían era una proclamación de su resurrección. Ellos fueron los que pidieron la guardia, según Mateo 27.
 
Los discípulos de Jesús no tenían razón para hurtar el cuerpo, y si lo hicieron, murieron después por algo que sabían que no era cierto. Además, la religión que ellos proclamaban hacía hincapié en decir la verdad, no mentiras. Sus hechos no habrían estado de acuerdo con lo que sabían que era verdad y les mandaban a otros que hicieran.
 
La otra explicación lógica es que Cristo haya resucitado, y los testigos oculares aclaran que ese es el caso. Puede ser que los discípulos de Jesús no fueran avanzados como el hombre moderno en lo científico, pero con seguridad sabían distinguir entre un muerto y un vivo.
 
Como dijo Simón Pedro: “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad” (2 Pedro 1:16).
 
Los relatos de sus apariciones fueron escritos por testigos oculares a quienes se apareció Jesús vivo durante un período de cuarenta días después de su crucifixión pública. “Después… se presentó vivo con muchas pruebas indubitables…” Hechos 1:3.